Controversia ha causado en Australia la decisión del gobierno de diseñar un nuevo plan para reducir la población de gatos ferales por considerarlos los principales culpables del exterminio de la fauna silvestre.
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Se estima que estos felinos son responsables de la muerte de 2 mil millones de animales, la extinción de 25 especies de mamíferos y el riesgo de desaparición de al menos otras 124 especies australianas.
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Con estas cifras, en 2015 las autoridades del país dieron el vamos a una campaña para sacrificar a 2 millones de gatos ferales hasta el 2020.
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Según el diario «The Guardian», la estrategia logró finalmente matar a 844 mil felinos hasta el 2018 y a finales del 2019 se intensificó la producción de salchichas envenenadas y la instalación de más de 44 kilómetros de vallas alrededor de santuarios de vida silvestre; no obstante, los esfuerzos no han sido suficientes.
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Todas estas decisiones son avaladas por diferentes estudios científicos locales que confirman el daño que hacen los gatos ferales a la vida salvaje australiana.
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