Seguimos derribando lamentables mitos que se han traspasado de generación en generación y que no tienen ningún asidero en la realidad.
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Uno de ellos, el más extendido sobre los gatos, es que no se llevan bien con los perros.
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Esto no tiene por qué ser así ya que depende en gran medida del comportamiento individual de cada animal y de la educación que ha recibido desde pequeño.
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Por ejemplo, si un perro ha sido socializado desde su nacimiento y ha convivido con un felino en casa, lo verá como uno más de la familia e incluso jugarán juntos.
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Esperamos que con nuestras publicaciones podamos ayudar a dar argumentos sólidos y así ir terminando con estos desafortunados mitos.
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?¿Das prueba de ello?
