Adoptar a un gato no solo beneficia a los adultos, sino que también a los niños a quienes les enseña aspectos positivos para su salud y desarrollo.
Uno de ellos es la empatía ya que les hace ser conscientes de las necesidades de otro ser vivo que depende de ellos y la importancia de anteponer las necesidades de los demás a las propias.
Además, al interactuar con los felinos, los niños pueden aprender a ser amables con los animales pequeños y delicados.
Esta es una enseñanza importante que también sentará las bases para la futura construcción de relaciones sólidas con amigos y otras personas.
Por tanto, la convivencia con un gato favorece el desarrollo de las habilidades sociales de los más pequeños y destrezas que serán de suma utilidad en la escuela y en la vida.
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